“Desde Zacatecas vengo para brindarles mi canto, es la tierra de mi padre y la que yo quiero tanto”. Ésas fueron las primeras palabras que entonó Pepe Aguilar en su presentación del día de ayer en el auditorio Telmex. Aguilar apareció con una veintena de músicos al caer una cortina muy mexicana que recibió a los fanáticos a la sala de concierto. Espirales de rojos y blancos sobre fondo blanco, la cual se destapó a las 21:30 horas ante los aplausos. Una ambientación electrónica sonó previa a “El Zacatecano”, pero el grito no fue por dicho estado, sino por Guadalajara, grito reincidente durante la presentación para buscar la aceptación del público.
Aguilar prometió un concierto que recorrería diferentes caminos musicales y lo cumplió: entre las rancheras y la balada romántica, sonaron ritmos cumbiancheros y de pop, sin olvidar la partipación de sus hijos Leonardo y Ángela, vestida como quinceañera, pero con una impresionante voz, para toda una tertulia familiar en el escenario. Un catálogo ecléctico para un público igual: personas de todas las edades, algunas chicas con antuendos casi de antro y apenas un par de sombreros rancheros.
Las primeras canciones fueron coreadas sin mucho entusiasmo ni movimiento del público -“Recuérdame bonito”, “De qué te quejas” y “Credo” fueron algunas. “Ponte las pilas, Pepe”, se escuchó entre el público, y cuando dijo que esperaba que la siguiente canción los moviera antes de “Perdono y olvido” el “¡Urge!” no fue sólo grito de mirrey borracho: el auditorio, aunque lleno, albergó poco movimiento por parte de los asistentes, que no se movían ni siquiera en sus asientos, los gritos controlados, el coro débil. No fue sino hasta el popurrí dedicado a Chente Fernández que el público se emocionó y no sólo cantó, sino gritó y reemplazó al mismo Pepe en canciones como “Acá entre nos” y “Lástima que seas ajena”. De aquí en adelante, el público se vio más receptivo y participativo, aunque el cantante se mostró desde el principio dispuesto a ganarse a su auditorio con una plática simple, pero simpática, chistes, comentarios misóginos y halagos fáciles al público. “Qué chulada, Guadalajara”, “Es un placer y reto profesional presentarme aquí”, apelaciones a mujeres ingratas y a las “chaparras igualadas”, que recibieron bastantes gritos. “Que los que vengan solos, salgan de aquí acompañados. Que los que vengan acompañados salgan bien enamorados. Y los que vengan bien enamorados, salgan bien embarazados”, fue sólo una de las bromas que lanzó en las más de dos horas que duró el concierto.
La presentación probó ser especial: a mitad del concierto tomaron el escenario la directora del auditorio la directora del recinto, María Luisa Meléndrez, y Rafa Márquez para entregarle a Aguilar un reconocimiento por ser el primer y único artista en presentarse durante 10 años consecutivos en el Telmex con 11 presentaciones, los mismos años que cumple este año el auditorio. “Honor a quien honor merece, gracias al auditorio Telmex”, agradeció el cantante, y aprovechó para extender su entusiasmo por el futbol: “Es un gran orgullo haber nacido en la misma generación y ver jugar a Rafa Márquez”. El jugador, a su vez, se pronunció fan de Antonio Aguilar, el padre, de Pepe, y próximo fan de sus hijos.
Otros momentos que fueron recibidos con entusiasmo por el público fueron las canciones “Albur de amor”, dedicada a su padre; “Siempre en mi mente”, dedicada a Juan Gabriel, y “Por mujeres como tú”, última canción que fue recibida con los gritos de “¡otra, otra!” antes de regresar para el encore y terminar con “Son las dos de la mañana”.
SRN
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